La rosácea es una afección común de la piel que causa enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles en la cara. También puede producir pequeñas protuberancias rojas llenas de pus. Estos signos y síntomas pueden aparecer durante semanas o meses y luego desaparecer por un tiempo. La rosácea puede confundirse con el acné, otros problemas de la piel o la rubicundez natural.
La rosácea puede afectar a cualquier persona. Pero es más común en mujeres de mediana edad que tienen la piel clara. No existe cura para la rosácea, pero el tratamiento puede controlar y reducir los signos y síntomas.
Los signos y síntomas de la rosácea incluyen lo siguiente:
Si presentas enrojecimiento persistente en la cara, consulta al médico o a un especialista de la piel (dermatólogo) para obtener un diagnóstico y trat
amiento adecuado.
Se desconoce la causa de la rosácea, pero podría deberse a una combinación de factores hereditarios y ambientales. La rosácea no es causada por una mala higiene.
Una serie de factores pueden desencadenar brotes, entre ellos:
Cualquier persona puede desarrollar rosácea. Pero es más probable que la tengas si:
Con el tiempo, las glándulas sebáceas de la nariz y a veces las mejillas se agrandan, lo que genera una acumulación de tejido en la nariz y alrededor de esta, una afección llamada rinofima. Esta complicación es mucho más común en los hombres y se desarrolla lentamente en un periodo de años.
No se utiliza ninguna prueba específica para diagnosticar la rosácea. En su lugar, tu médico se basa en la información de tu historia clínica sobre los síntomas y en un examen de tu piel. Es posible que te hagan pruebas para descartar otras afecciones, como psoriasis, eccema o lupus. Estas afecciones algunas veces pueden causar signos y síntomas similares a los de la rosácea.
Si los síntomas afectan los ojos, el médico puede remitirte a un especialista ocular (oftalmólogo) para que te evalúe.
El tratamiento de la rosácea se centra en controlar los signos y síntomas. En la mayoría de los casos, esto requiere una combinación de un buen cuidado de la piel y medicamentos recetados.
La duración del tratamiento depende del tipo y gravedad de los signos y síntomas. La reaparición es frecuente.
En los últimos años se han desarrollado nuevos medicamentos para la rosácea. El tipo de medicamento que tu médico te receta depende de los signos y síntomas que estés teniendo. Es posible que necesites probar diferentes opciones o una combinación de medicamentos para encontrar un tratamiento que funcione para ti.
Los medicamentos recetados para la rosácea incluyen los siguientes:
La terapia con láser y otras terapias basadas en la luz pueden ayudar a reducir el enrojecimiento de los vasos sanguíneos agrandados. Es posible que se necesiten tratamientos repetidos periódicamente para mantener la apariencia mejorada de la piel.
Estas prácticas de cuidado personal pueden ayudarte a controlar los signos y síntomas de la rosácea y a prevenir los brotes:
Un suave masaje facial diario puede ayudar a reducir la hinchazón y la inflamación. Mueve los dedos en sentido circular, comienza en la parte central de la cara y sigue hacia las orejas.
Un estudio reciente sugiere que la cafeína puede reducir el riesgo de desarrollar rosácea. Aun así, las bebidas calientes son un desencadenante común.
Se han promocionado muchas otras terapias alternativas —entre ellas el aceite de emú, tacamaca de Filipinas (Calophyllum inophyllum) y aceite de orégano— como posibles formas de tratar la rosácea. Pero no hay evidencia concluyente que apoye la idea de que alguna de estas sustancias sea efectiva.
Habla con tu médico si estás considerando suplementos dietéticos u otras terapias alternativas para tratar la rosácea. Él puede ayudarte a analizar las ventajas y desventajas de tratamientos alternativos específicos.
La rosácea te puede provocar angustia. Puedes sentir vergüenza o ansiedad por tu aspecto y aislarte o acomplejarte. Es posible que te sientas frustrado o disgustado al ver las reacciones de otras personas. Hablar con un consejero sobre estos sentimientos podría ayudarte.
Un grupo de apoyo para personas con rosácea, ya sea en persona o en línea, puede conectarte con otras personas que enfrentan los mismos tipos de problemas, lo cual puede ser reconfortante.
Es probable que primero consultes con el médico de cabecera. O cuando llames para concertar una cita, es posible que te remitan a un especialista en enfermedades de la piel (dermatólogo). Si la afección te afecta los ojos, pueden referirte a un especialista en ojos (oftalmólogo).
Es buena idea prepararse para ir a la consulta. A continuación, te proporcionamos información útil.
Preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar al máximo el tiempo de tu consulta.
Estas son algunas de las preguntas que puedes hacer al médico sobre la rosácea:
No dudes en hacer otras preguntas que te surjan durante la consulta.
Es probable que tu médico te haga varias preguntas, incluidas las siguientes:
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